Edificio Carrera

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lunes, 28 de abril de 2014

Diplomacia Pública en Cancillería (Cristián Jara y Osvaldo Ojeda)

Es una diplomacia que busca articular redes, en un ecosistema que reclama mayor transparencia, participación y compromiso de los actores públicos.

En una sociedad global interconectada -caracterizada por la inmediatez y la abundancia de información-, elementos como la reputación y la imagen país se han transformado en  relevantes al momento de definir y ejecutar la política exterior.

En este escenario, una de las tendencias dentro de las cancillerías ha sido incorporar iniciativas de diplomacia pública como parte de las herramientas al servicio del quehacer diplomático; asumiéndola como instrumento articulador y gestor del soft power.

Así las cosas, la diplomacia pública se presenta como un imperativo y una herramienta ad hoc para reforzar la imagen y reputación de un país. Es decir, como una actividad que busca, a través de diversas variables, potenciar el  prestigio  e influencia  del país en el ámbito internacional.
La diplomacia pública además, busca ser más que un instrumento de gestión de marketing o de mera propaganda. Por lo mismo, ésta no es solo comunicación y se basa en políticas y acciones concretas con las cuales debe tener coherencia.

Por otro lado, cabe destacar que el carácter “público” de esta herramienta está determinado por estar dirigida a la ciudadanía y a la opinión pública, y no por quienes la ejercen, lo que hace que a diferencia de la diplomacia tradicional pueda ser realizada incluso por privados. En un sentido amplio, todas las instituciones, organismos e incluso individuos que tienen algún tipo de proyección exterior podrían ser considerados protagonistas de la diplomacia pública; llevándonos obligadamente a concluir que el mayor reto es la coordinación (Valero, 2012).

Ante todo lo señalado, quienes se encargan de “hacer diplomacia pública en una cancillería” deben coordinar y generar sinergias de los distintos esfuerzos públicos y privados que apunten a mejorar los esfuerzos internacionales de un país.

Oportunidades en su implementación

La implementación de una estrategia de diplomacia pública brinda, por cierto, espacio para la innovación y para la utilización de las nuevas tecnologías (redes sociales), las que aportan al ser instrumentos adecuados para: transmitir los mensajes; conectar a las comunidades; escuchar las demandas ciudadana; entre otras utilidades posibles. Además en el caso particular de nuestra Cancillería, se presenta como una oportunidad para implementar un trabajo moderno e innovador que vaya más allá del trabajo tradicional y aporte a superar los prejuicios de la opinión pública en relación al trabajo diplomático chileno, como por ejemplo, dar una excesiva importancia a temas protocolares, legales o de tener una mirada demasiado economicista.

Una estrategia de diplomacia pública permitiría además, conectar distintos nodos que hoy operan en la consecución de los objetivos de política exterior, desde el proceso formativo de la Academia Diplomática hasta el trabajo de los diplomáticos en las distintas representaciones del país en el exterior. Por otro lado, posibilitaría potenciar el trabajo de construcción de imagen país, que por naturaleza le compete al Ministerio de Relaciones Exteriores, con actores que bajo su estructura apuntan a este objetivo, como por ejemplo: Prochile; la Fundación Imagen de Chile; y la Agencia de Cooperación Internacional.

Dicho todo lo anterior, cabe concluir que existe una serie de beneficios posibles en la inclusión de la diplomacia pública en nuestra acción exterior, siendo plenamente justificada una evaluación en torno a desarrollar una planificación estratégica-política respecto de este tema.

Cristián Jara Brito
Osvaldo Ojeda

1 comentario:

  1. Felicitaciones por el artículo. Estoy 100% de acuerdo en que necesitamos una planificación estratégica sobre la materia de forma urgente. Sobre todo que se trata de un tema dinámico y que cambia todos los días.
    Ojalá se pudiera elaborar una especie de manual de cortapalos sobre el particular, que mezclara el sentido común con la prudencia y la audacia, que no me parecen incompatibles en este caso. Lo que sí estimo un retroceso es tener que consultar a minrel cada vez que tenemos que dar una entrevista o somos requeridos por la prensa, como se nos instruyó recientemente. Algo así como dos pasos adelante y tres atrás.

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