Edificio Carrera

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miércoles, 26 de marzo de 2014

Diplomáticos Gay (César Gamboa)

El 16 de enero pasado, el diario The Advocate publicó un interesante artículo titulado: “The Changing Face of Diplomacy”. Su autor, Dominic Bocci, toma como punto de partida de su escrito la nominación como embajador de James Hormel por Bill Clinton en 1999, y la oposición que arreció desde el frente conservador por ser aquél abiertamente gay. Su reseña histórica luego destaca la nominación de Michael Guest como embajador en Rumania entre 2001 y 2004 y el reconocimiento de Collin Powell de la pareja de este diplomático, siendo un momento histórico en la consagración de la presencia de diplomáticos gay en el servicio exterior de Estados Unidos. Bocci es optimista al reconocer que Obama ha nominado cinco embajadores abiertamente gay, dando pie al título de su artículo, referente a la nueva aceptación que, en el desempeño de labores diplomáticas, han recibido quienes en otro momento histórico habrían sido desplazados o rechazados.

¿Cuál es la actitud que en Chile existe al respecto? Hasta el momento, no es claro que ser abiertamente gay implique un problema en el servicio exterior. Sin embargo, tampoco existe una actitud clara en relación con la necesidad de que este aspecto específico de la vida de algunos sea reconocido e institucionalmente aceptado. 

La aceptación institucional significa, entre otras cosas, que en la determinación de las competencias de un funcionario no sea considerada su orientación sexual como índice de su desempeño o como una mácula con incidencias negativas. Al mismo tiempo, se debe promover que el ambiente laboral no sea contaminado por discursos homofóbicos o descalificatorios en razón de la sexualidad. Una política efectiva de no discriminación debiera incluir la promoción de un ambiente tolerante y dispuesto a la convivencia sin pretensiones de ningún tipo.

En todo caso, no se debe desconocer que, a pesar de no existir ningún pronunciamiento positivo al respecto, la Cancillería chilena tampoco es un lugar donde institucionalmente existan problemas de discriminación. Ello no obsta a que una mejora sea posible, especialmente en lo que se refiere a que exista plena certeza de que nadie será perjudicado por su orientación sexual o que, en caso de serlo, contará con el respaldo de las autoridades cuando un reclamo formal sea procedente.

Finalmente, también debe institucionalizarse que los diplomáticos gay que salen destinados puedan ser acompañados de sus respectivas parejas cuando ello sea procedente. Esto último debe ser más que una concesión entregada a la buena voluntad de la autoridad y debe convertirse en un principio estable que, además, encuentra su justificación legal en el Art. 1 de la Ley 20.609 o Ley contra la Discriminación:

Corresponderá a cada uno de los órganos de la Administración del Estado, dentro del ámbito de su competencia, elaborar e implementar las políticas destinadas a garantizar a toda persona, sin discriminación arbitraria, el goce y ejercicio de sus derechos y libertades reconocidos por la Constitución Política de la República, las leyes y los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.

El innegable avance que Chile ha tenido en estas materias requiere una necesaria actualización de las prácticas institucionales con el fin de consagrar la igualdad de oportunidades y la promoción de las condiciones necesarias para que cada uno alcance su pleno desarrollo individual sin que la orientación sexual sea un obstáculo que limite o perjudique a funcionarios igualmente capaces y comprometidos con el servicio público.

César Gamboa

2 comentarios:

  1. Respecto a la destinación de colegas gay y el acompañamiento de sus parejas, me parece de toda lógica que aquello sea así. Pero más que hacer un caso especial de esa situación, lo sumaría a aquellas parejas hétero que sin estar casadas, hacen una vida en común y salen destinadas juntas.

    Hasta ahora el Ministerio ha recurrido a la facultad que el Subsec o Digad tienen para otorgar pasaporte diplomático a los acompañantes no casados de los diplomáticos que salen destinados, sin distinction de género. De hecho, Minrel se ha comportado a la altura y ha emitido pasaportes diplomáticos para parejas hétero y homosexuales. Este paso es bastante significativo e incluso histórico.

    Donde sí me parece que hay un vacío, es en los beneficios. Me refiero a la cobertura de pasajes, seguro medico, cálculo del flete y carga familiar. Todas estas garantías se despliegan automáticamente cuando la pareja es casada y el diplomático es hombre. Si es una diplomática todo funciona, salvo en el caso de la asignación familiar. En el caso de las parejas de hecho, entiendo que el funcionario (a) corre con todos los gastos. Si no es así y Minrel cubre todo, feliz de equivocarme, de lo contrario, deberíamos ponernos al día.

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