Edificio Carrera

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viernes, 14 de marzo de 2014

Las raíces del Minrel en el país (Julio Cordano y Manuel Lara)

La sociedad chilena se ha complejizado a un nivel que pocos previeron y  que pocos pudieron aquilatar en sus consecuencias y efectos.  Y sabemos que mientras más compleja es una sociedad, más intereses tiene en lo que ocurre más allá de sus fronteras.  Por ello, si queremos representar al país frente al mundo debemos saber qué y a quíénes representamos, cuáles son los intereses que debemos promover y defender.  En otras palabras, debemos tener raíces bien asentadas en la realidad nacional, conocer sus complejidades y excelencias, saber cuáles son realmente los intereses de la sociedad, cómo podemos trabajar para que "los chilenos" se beneficien lo más posible de nuestros contactos internacionales. 

Lamentablemente, las estructuras actuales de nuestra cancillería no contemplan mecanismos de comunicación con el país, con las regiones, con los sectores productivos, con el mundo de la cultura o con las áreas en las que Chile se ha desarrollado con fuerza.  El Ministerio sostiene una visión desde el Estado, con aspiraciones a ejercer un política exterior con altura de miras, pero de espaldas al país real que busca representar. 

Hay, por lo tanto, un debate que no hemos tenido sobre cómo establecer líneas de comunicación constantes e institucionalizadas con los distintos sectores sociales y políticos que conforman el país. Generar estos vínculos es básico para crear una conexión con el país que representamos en el exterior, y debería tener como consecuencia el objetivo no menor de tener una política exterior más ciudadana, más abierta, más completa y, en definitiva, más legitima. 

Los primeros pasos hacia ese objetivo son evidentes: es necesario abrir a la Cancillería hacia la sociedad, estableciendo canales de comunicación con nuestros principales grupos de interés (stakeholders) tales como la sociedad civil, las autoridades locales, regionales, otros ministerios, empresas públicas relevantes, empresas y asociaciones privadas, asociaciones gremiales en Chile, por mencionar a algunos.  Hoy contamos con una representación inorgánica y casuística.  Tenemos a un diplomático apostado en el Ministerio de Educación y otro representando al Ministerio en Arica. Los ha habido, anteriormente, en el Ministerio de Agricultura y en el Ministerio del Interior. Estas excepciones deben institucionalizarse y ampliarse, transformándose en una red mucho más extendida, fruto de una planificación racional para enriquecer nuestra política exterior.  

Contar con diplomáticos activos en las diferentes áreas en que se desarrolla el quehacer nacional, formalmente vinculados al Ministerio de Relaciones Exteriores al que pertenecen y con contacto directo con nuestra red de embajadas permitiría alimentarlas con información fresca sobre los intereses e iniciativas que provienen de estos ámbitos de la sociedad.  Para ejemplificar esto, baste mencionar que una embajada en el exterior no tiene la posibilidad de contacterse directamente, de manera oficial, con CORFO, con el Comité de Inversiones Extranjeras, con el Ministerio de Defensa, con la FACH, una intendencia o una alcaldía. Todo contacto con estas instituciones debe canalizarse a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, convertida en una verdadera oficina de recados que cada día tiene menos capacidad para transmitir de manera eficiente y fidedigna la información que se requiere.  ¿Cómo podría hacerlo, si no fue diseñada para tales labores?

Lo cual nos lleva directamente al tema del rol mismo debe jugar nuestra cancillería.  Porque mientras destinamos recursos a hacer las veces de buzón de información, que podría ser gestionada directamente por las embajadas y sus contrapartes directas en Chile, dejamos de hacer otra labor fundamental que es la de "echar raíces", que es la conectarnos, participar, activar iniciativas, comprender, opinar, informar.  Es urgente crear oficinas de coordinación, a cargo de diplomáticos, a lo largo de todo Chile en los organismos que con más intensidad están participando en el ámbito internacional.

Sabemos que para cumplir esta función no hay suficientes diplomáticos en la actual planta. A falta de ellos, perfectamente se podría encomendar este rol a profesionales o a funcionarios que sean capacitados en la Academia Diplomática, y que a través de su experiencia, conocimiento y comprensión de nuestras estructuras y, más importante, de la forma como operan las embajadas, puedan aprovechar al máximo su potencial para beneficio de una política exterior más rica y con más raíces.

Este es un debate urgente que debería ser considerado en cualquier nueva propuesta de reforma del Ministerio.  Es la única forma de pasar de un ministerio que hace su mejor esfuerzo con herramientas del siglo pasado, a uno en que las principales directrices estén motivadas en las aspiraciones y prioridades que la misma sociedad busca para su propio beneficio y progreso.

Julio Cordano
Manuel Lara

1 comentario:

  1. La siguiente es una cita del programa del gobierno entrante, y al menos debiera significar que una propuesta como esta sería bien recibida:
    "Se repondrán mecanismos de consulta y coordinación con el sector productivo, las organizaciones de trabajadores, el Congreso y la sociedad civil en general, de manera que las definiciones y líneas de trabajo llevadas a cabo en el ámbito de las
    relaciones económicas internacionales, recuperen su condición de Política de Estado con una legitimidad fundada en una amplia participación".

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